En euskera "muchísimos" o "un montón" se dice
hamaikabat. Es uan expresión coloquial que literalmente significa "once y uno". Hamaikabat (H1!) es la denominación del partido político escindido de Eusko Alkartasuna (EA) que, en principio, se llamaba
Alkarbide.
Los dos partidos políticos que en las pasadas elecciones vascas se quedaron en un solo diputado autonómico, EA (socialdemócratas abertzales) y Esker Batua (EB, filial de IU, poscomunistas) se han escindido, asimismo, en dos partidos cada uno. El sector crítico de EB se largó y formaron Alternatiba Eraikitzen (construyendo alternativa).
Aralar, partido socialista y abertzale que se escindió de Batasuna por la negativa de esta última formación a condenar la violencia de ETA cosechó un excelente resultado en las pasadas elecciones dada su corta trayectoria: cuatro diputados. También se ha escindido. La semana pasada el sector crítico, Irauli, dijo que se largaba y formaba otro partido.
Seguro que alguien se está acordando ahora de La vida de Brian y del Frente Popular de Liberación de Judea.
La primera conclusión que se me ocurre es que la fuerza centrífuga que desata la escisión es inversamente proporcional a lo gordo que es el partido: los desertores de Aralar son la cuarta parte de los de EA y EB. Y en los partidos grandes --PNV, PSE, PP-- no tienen mucha pinta de que vayan a dividirse.
También tengo una hipótesis sobre la gran capacidad que tiene la izquierda y en particular la izquierda vasca de conseguir encontrar caminos todavía más estrechos en política. Realmente es una idea bastante vieja y no es mía, es la misma idea que se explica tan bien en la película Big Fish de que más vale ser un pez gordo en un estanque pequeño.
Dicho de otra forma: más gordo es el pez cuanto más pequeño es el estanque.
Uno de los factores por los cuales la gente se mete en política es el poder --algunos lo hacen por el dinero, concedido--, pero yo quiero hablar del poder y de cómo influye en que los que se sienten relegados de la toma de decisiones se larguen. Ponerse de acuerdo con otros es un rollo y no sirve para nada más que para que se diluya tu esencia entre la multitud: mejor irte y montar otro cotarro donde los que mandéis seáis tú y tus cuatro amigos.
Y por qué digo "la izquierda vasca en particular".
Porque la sociedad vasca en general es un ejemplo de como es mejor vivir en un estanque pequeño que en uno grande en términos de poder individual. Euskadi tiene 2,1 millones de habitantes, un tercio de la población de Madrid. Y tiene cuatro veces más instituciones de gobierno -Gobierno autonómico y tres diputaciones-, como el triple de medios de comunicación de ámbito local, públicos y privados, y, desde luego, muchos más partidos políticos.
3x4=12. Calculo que es como 12 veces más fácil en Euskadi que en Madrid conocer a alguien metido en la política, los medios de comunicación o el alto funcionariado. O ser tú mismo ese alguien. Si hasta yo, que no pinto absolutamente nada aquí, he salido en una tertulia de la tele.*
¿De qué nos sirve a los madrileños ser
6,27 millones? De mucho en términos electorales -ya que masivamente votamos a determinados imbéciles-, pero de nada, en términos de sentirte individualmente una parte importante de la sociedad. Un político nacionalista, no recuerdo quien, decía que ser vasco es una responsabilidad. Y es verdad: son pocos --aquí mas de once son multitud-- y tienen que hacer un ejercicio de responsabilidad individual para mantener las características de su sociedad. (O para hacer que esa sociedad se parezca a lo que tú crees que debe ser la sociedad). Hay mucha más militancia, grupos de presión, asociacionismo vecinal... aquí que en Madrid.
Y todo ese esfuerzo es gratificante. Sentirte influyente es gratificante. Y sentirte poderoso, si tienes especial inclinación hacia el poder, debe de ser ya la hostia. Por eso es, creo yo, que la mayoría de los vascos no quiere que les cambien del estanque pequeño a un estanque más grande. (Y mucho menos los que están metidos en política).
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* NOTA: La única copia del vídeo de ese programa me la regaló el presentador antes de irse a vivir a Chile y ahora está guardada bajo siete llaves --que me he tragado sucesivamente-- dentro de un cofre enterrado en el fondo de una sima de una isla que no sale en ningún mapa... por lo que nadie lo va a ver nunca. Lo siento.
NOTA 2.: Esta parrafada va dedicada a ese que decía que actualizo menos que el software de un botijo (jaja). Y tengo otra para dentro de poco.