Llevaban mucho tiempo enzarzadas en una guerra cruel que no pasaría a la historia y que no importaba absolutamente nada a nadie. Pero aquella guerra tuvo episodios bélicos notables, cuyo relato nada tendría que envidiar a las hazañas bélicas de los humanos.
Al fin, tras todo ese tiempo, las hormigas del hormiguero más cercano a la boca de riego se habían impuesto a las del viejo y reseco pino carrasco. Triunfantes, un puñado de obreras trasportaba el cadáver despedazado de la Reina rival. Dos de ellas llevaban las alas; otra, la cabeza y parte del tronco. La mayoría, no obstante, tenía que conformarse con trofeos mas pequeños: las patitas, una antena…
Era la victoria: aquellas que las habían sojuzgado pasarían a formar parte de la despensa del hormiguero, en un momento, además, en el que hacían falta reservas para afrontar el cercano y duro invierno. Tras él, con la primavera, otra Reina volvería a liderar el hormiguero rival y comenzaría una nueva guerra, sin que nadie recordara ya la anterior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario