jueves, 13 de octubre de 2011

La ardilla de Estrabón

Estrabón fue un geógrafo Griego de la antigüedad que recorrió Europa en tiempos de la Pax Romana, describiendo la gente y los lugares por donde viajó. A él se atribuye la idea de que, en tiempos de los romanos, la Península Ibérica era tan verde y frondosa que una ardilla podía cruzar Hispania desde los Pirineos a Gibraltar sin bajarse de las ramas de los árboles.

A mi esta historia, que oí de pequeño, siempre me ha dado muchísima pena. Tanta que se me saltaban las lágrimas. Ya no sólo por la sensación de pérdida irreparable que me producía imaginarme que el secarral de mierda donde vivo estuvo alguna vez cubierto de tupidos bosques, sino por la ardilla en sí misma: me imaginaba a la ardillita, con su cara de ardillita triste, dirigiendo su mirada miope de ardillita triste hacia un mundo desarbolado que ya no le pertenece y me daba mucha pena.

Hace tiempo, quise buscar la cita de Estrabón original: cuáles fueron sus palabras exactas con relación a la ardilla, los bosques, Gibraltar, los Pirineos… pero no la encontré. No la encontré porque Estrabón nunca dijo nada ni tan siquiera parecido. Es una cita apócrifa y el verdadero autor de la misma es nada menos que Félix Rodríguez de la Fuente. El capítulo 1 de El Hombre y la Tierra, arranca diciendo que el historiador (en realidad era geógrafo) romano (era griego) Estrabón decía eso (y en realidad nunca lo dijo).

El naturalista que divulgó la sensibilidad medioambiental en este país de Toro de Vega, Correfocs y Toreros Tuertos, se lo sacó todo de la manga. Pero aún así pasó al acervo popular y, al menos, ha servido para difundir la conciencia ecológica.

Lo que sí encontré, leyendo textos clásicos, es una cita de Plinio el Viejo que viene a decir que los montes de Hispania eran tan secos y áridos, y crecía tan poca cosa en ellos, “que no tenían más remedio que ser ricos en minerales”.

En realidad, no sé que me da más pena, si pensar que esto alguna vez fue tan verde que una ardilla podía cruzar el país de árbol en árbol o pensar que nunca lo fue.

Por cierto, Estrabón nunca estuvo en Hispania. Plinio el Viejo sí. Era un geógrafo riguroso que acabó muriendo, asfixiado, en los alrededores de Pompeya, durante la erupción del Vesubio. Estaba fascinado con el fenómeno volcánico y, desoyendo los consejos, no se quiso alejar porque quería observar todos los detalles y dejar constancia.

¿Qué quiero decir con todo esto? ¿Qué demasiada realidad mata y que una pequeña trola puede contribuir a mejorar el mundo? Yo que sé. Sólo sé que pienso en la Ardilla de Estrabón, y en los árboles, y en la muerte de Plinio el Viejo y me da mucha pena todo.

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