martes, 14 de abril de 2009

El sueño ibérico

Esta mañana en una tertulia matutina de la tele alguien ha dicho algo que me parece fascinante ahora que lo acabo de recordar. Realmente no sé si ha sido en el programa de Pepa Bueno o en el de María Teresa Campos. Estaba medio dormido y preparándome el café y he cambiado en algún momento, no recuerdo cuando, de Telecinco a TVE. El caso es que, a propósito del nombramiento de José Blanco como Ministro de Fomento se aludía a unas declaraciones del interesado en las que decía sentirse especialmente orgulloso de su nombramiento porque su padre había sido funcionario del mismo ministerio, pero de rango muy, muy inferior: peón caminero.

Entonces alguien contestado que alguien dijo alguna vez que España era el país de Europa que más se parecía a los Estados Unidos, en el sentido de que era el que tiene una mejor meritocracia… que un hijo de un peón puede llegar a ministro… e incluso acuñó la expresión "Sueño Ibérico". Ahora que lo pienso, creo que ha sido Pepa Bueno. El Sueño Ibérico. Toma ya. ¡Qué concepto!

Para empezar no creo que la supuesta meritocracia española haya funcionado especialmente bien nunca. Si eres listo y tienes perseverancia puedes atravesar el techo de cristal a base de cabezazos… pero ese techo está ahí. Pero bueno, vale, digamos que hasta ahora ha habido posibilidades de que, si eres un crack, pudieras llegar lejos aunque tu familia no tenga muchos recursos. Conozco unos cuantos ejemplos espectaculares.

Y luego está el caso de millones de personas como yo, el del crecimiento sostenido, ya sabéis: mis abuelos eran jornaleros, mis padres administrativo y auxiliar de enfermería y yo soy periodista.

Pero ahí se acaba.

Yo no tendré dinero para pagarles los estudios a mis hijos (si los tengo algún día). Y mis hijos no podrán pagárselos ellos mismos por culpa del Plan Bolonia (o mejor dicho, por la letra pequeña del plan Bolonia… pero ya volveré sobre eso). Parece ser que el supuesto sueño ibérico era una anomalía en la historia de este país y había que corregirla.

El mileurismo que convierte en eternos jóvenes semiemancipados a buena parte de los nacidos después de 1975 ya anticipa que nuestra generación va a vivir peor que la de nuestros padres y primos mayores. Dicho de otra forma: la Clase Media mengua. Para empezar el Ministerio de Fomento ya no emplea a peones camineros como funcionarios; subcontrata a empresas que subcontratan a trabajadores eventuales que trabajan como peones de lo que sea y que seguramente tienen condiciones peores que las del padre de José Blanco.

Y la reforma de las universidades o Plan Bolonia, yo creo que también va en el mismo sentido. La gente más brillante que conozco resulta que es la misma gente que se sacó o se está sacando la carrera mientras trabaja. Y resulta que el Plan Bolonia, dado que “quiere hacer al estudiante partícipe de su formación”, prescribe la asistencia obligatoria a clase.

Eso viene en la letra pequeña, claro. Porque la grande no se discute: por supuesto había que reorganizar algunas carreras, hacerlas más prácticas (...pero no a costa de que los programas los dicten las empresas), y crear un sistema de universidades común en Europa. Pero la letra pequeña es bastante fea. Igual de feo que es que nadie nos haya dicho aún que los másters (que complementan a los grados de cuatro años y que son virtualmente obligatorios) van a costar lo mismo que vienen costando los últimos cursos de las actuales licenciaturas. Como nadie nos ha dicho eso, tendremos que suponer que costarán como los másters clásicos: de 5.000 euros p’arriba.

Tuve una profesora que era una gilipollas y que me dijo una vez que no le servía como excusa para hacer un examen en septiembre que ese día estuviera trabajando; que en sus tiempos, la gente o estudiaba o trabajaba. “Y estudiaba el que podía”, debí decirla. Bueno, pues las tesis de esa gilipollas parece que son las que han triunfado.

Y luego dirán que hay crisis porque no consumimos lo suficiente y nos bajarán aún más el sueldo.

Viva la República (independiente de Madrid)!

¡Dios mío! Esperanza Aguirre esta desconocida. 1) Alaba el nombramiento de Pepino Blanco -digo Pepiño Blanco- como ministro de Fomento y anticipa “una nueva era” de relaciones entre la Comunidad de Madrid y ese organismo. 2) Propone, como solución a los problemas de marginalidad y seguridad de la Cañada Real, legalizar el barrio y que la Comunidad le dote de las infraestructuras que éste necesita. (Eso es lo que se hizo aquí en Bilbao con barrios como El Peñascal y Masustegui, y ahora no son villa-miserias, sino lugares bastante agradables y seguros).

Aguirre, con tal de llevar la contraria a su partido y seguir en el candelero es capaz de lo que sea. Tengo la teoría de que la Dama de Hierro española está tratando de reinventarse ante la absoluta falta de confianza que despierta en su partido a raíz de los pufos en la gestión del Ejecutivo autonómico y de que se hayan hundido sus posibilidades de suceder a Mariano Rajoy algún día. ¿Qué será lo próximo? ¿Quitar las subvenciones y las concesiones administrativas a los colectivos provida? ¿Poner a Juan Pedro Valentín al frente de TeleMadrid?

... ¿Terminará Esperanza Aguirre sumándose a los que pedimos la TERCERA REPÚBLICA?


FELIZ 14 DE ABRIL A TODOS

(Sobre todo a mi madre, que es su cumple).