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jueves, 2 de diciembre de 2010

El Sistema

El sistema
Sergio López, 2010

-Lo siento, es el sistema, -dice ella mirando la pantalla de su ordenador. Los inexorables menús desplegables de la pantalla de su ordenador.
-¡No puede ser! -exclamo yo, alarmado-. ¿Está segura?
-Totalmente -responde-, he metido su nombre en el sistema y me dice que usted está dado de baja por incumplimiento de los términos 16.2 y 18.3/B del contrato de permanencia.
-¡Tiene que haber habido un error!
-El sistema no se equivoca.
-¿Cómo?
-El sitema dice que está usted dado de baja en el sistema. Sálgase de la cola, por favor. ¡Siguiente!
-Esto es una vergüenza.
-Deje de estorbar, ¿quiere hacer el favor? ¡Siguiente!
-¡Quiero poner una reclamación!
-En nuestra página web hay un formulario de sugerencias. Tambien puede ponerse en contacto con nuestro call center.
-¿No puede darme una hoja de re...?
-No. Le he dicho que yo no puedo hacer nada. Hable con nuestro call center. Y apártese de la cola de una vez.
-Pero...
-¡Siguiente!
Mientras le dice a la chica que va detrás de mi en la cola que me adelante, ella ha pulsado un menú desplegable de la pantalla táctil de su ordenador. Cuando me echo de ver, dos enormes agentes de seguridad me tienen cogido cada uno de un brazo y me sacan en volandas del edificio de la que hasta hace diez años se conocía como Biblioteca Nacional y ahora se llama madrid movistar Liverary!. Antes de arrojarme sobre el duro asiento trasero del coche patrulla de Securitas, uno de los dos gorilas me mira con una mirada algo así como cómplice y se disculpa:
-Lo siento, es el sistema.


jueves, 16 de septiembre de 2010

Cosas que no deberían estar ahí

Cosas que no deberían estar ahí
Sergio López, 2010

Tuercas en las bolsas de pipas, trazas de benceno en los snacks de patata frita, dedos humanos en las hamburguesas de una conocida cadena. El mundo está lleno de cosas que no deberían estar ahí, pero que están, como trozos de cristal en los botes de papilla para bebés. La compañía saca una nota de prensa asumiendo responsabilidades, pidiendo disculpas y anunciando una exigente investigación interna para aclarar los hechos y evitar que se vuelvan a repetir, pero, al final, lo único que queda claro es que nadie sabe cómo todas esas cosas que no deberían estar ahí llegaron ahí.
             Yo lo sufro en mis propias carnes, es decir, en mi propia materia gris. Un día me desperté y tenía un microchip en el cerebro. En un principio no sabía, por supuesto, que aquello era un microchip. Simplemente me dolía la cabeza y tenía la sensación de que algo dentro de ella cortocircuitaba algunos de mis pensamientos y reconducía otros por recorridos neuronales distintos a los habituales.
Empecé a vestirme bien, busqué otro trabajo, abandoné ciertas amistades, dejé el grupo de música y vendí la guitarra. Pero no era yo el que actuaba. Era aquello, lo que fuera, lo que dictaba las órdenes dentro de mi cabeza y yo me daba perfecta cuenta de ello: mi voluntad estaba secuestrada por otros, como un avión suicida. El terrorismo necrófilo había tomado el control de mi vida y me obligaba a poner rumbo hacia el futuro.
El problema no es darte cuenta demasiado tarde de que la vida va en serio, como decía Jaime Gil de Biedma. El problema es darte cuenta. Sin más. Era eso exactamente lo que me estaba pasando desde que tenía aquello en la cabeza. Algún hijo de puta me había inoculado en el cerebro el chip de la seriedad y la trascendencia (o intrascendencia) de la vida y encima no tenía ninguna pista de quién podía haber sido, más allá de que Jaime Gil de Biedma era tío de Esperanza Aguirre y de la fotógrafa Ouka Lele.
Los dolores de cabeza me atacaban cada vez más fuerte con su ejército de afiladas premoniciones aguijoneándome una a una cada neurona, así que, al final, -y aunque tengo cierto rechazo a los hospitales-, decidí acudir a un médico.
–Pues parece que es un microchip –me informó el doctor, blandiendo untuosamente la radiografía, blapp blapp–. Está justo aquí, chaval, ¿ves? –la radiografía le hizo coro, blapp, mientras señalaba con un boli un puntito de color negro– Justo aquí, en el hipotálamo.
Aquella palabra y el blapp de la radiografía me hicieron pensar en los ríos de aguas terrosas que recorren la sabana africana en los documentales de La 2.
–¿Y cómo ha podido llegar allí? –le pregunté.
–Pues no lo sé. Lo que puedo decirte es que hoy en día no es tan raro, chaval. No es tan raro. Hay estudios que dicen que el 70% de la población acaba teniendo un microchip en la cabeza. ¿O era el virus del papiloma lo que acaba teniendo el 70% de la población en algún momento de su vida…? Espera… Bueno, es igual, pon que sea el 70%... Y me parece hasta poco.
Lo siguiente que le pregunté a aquel médico de untuoso blandir de radiografía, blapp, es si me podía quitar el microchip de la cabeza. Su respuesta fue tajante:
–No.
Al parecer, según me explicó el doctor untuoso, los microchips que se anidaban en la cabeza de uno lo hacían de tal forma que se acababan haciendo imprescindibles en el funcionamiento cerebral. Si se extraían por las bravas uno corría el riesgo de volverse bobo. Yo le dije que no me importaba volverme bobo (en caso de que no lo fuera ya, que no lo tengo tan claro), pero él me dijo que eso la Seguridad Social no lo costeaba.
De todos modos, el médico era un tipo bien majo y me dio toda una serie de contraconsejos para neutralizar parcialmente las órdenes del microchip (si os interesan, otro día os los explico). Con eso y con gin-tonics, de momento, voy tirando.
Y, hablando de consejos, la radiografía de mi cabeza vino muy bien un día que un amigo se dejó las llaves de su casa dentro. La deslizamos por la ranura de la puerta de abajo a arriba con un enérgico blapp y no hizo falta llamar al cerrajero.

lunes, 16 de agosto de 2010

"El arte es lo que te pasa si te quedas en Altamira más tiempo de la cuenta"

Entrevista con Akrihurait, el Imberbe, pintor rupestre
"El arte es lo que te pasa si te quedas en Altamira más tiempo de la cuenta"


Después de un merecido tiempo de reflexión y descanso vuelve a EN LA OFICINA NADIE SOSPECHA NADA Precursores, nuestra serie de entrevistas históricas. Por este espacio, dedicado a la divulgación de la vida, obra y pensamiento de aquellos que fueron verdaderos pioneros de lo suyo, han pasado hasta ahora ilustres personajes como Paramecio Jack, inventor de la reproducción sexual, el mono Ugh-ugh-ack, creador de la evolución o Kurk Uruk, descubridor del fuego. Esta vez entrevistamos Akrihurait, el Imberbe, el hombre que pintó las cuevas de Altamira.
BIO: Akrihurait el Imberbe nació en el año15.025 antes de Cristo en la actual Santillana del Mar (Cantabria). En 15.010 a. C. pintó los frescos de las Cuevas de Altamira, considerados la Capilla Sixtina del arte rupestre.

Pregunta. Existe una gran discusión entre los prehistoriadores que usted, señor Akrihurait, como autor de las pinturas rupestres que adornan la famosa gruta de Altamira, nos puede ayudar a resolver. ¿Cuál es la finalidad de su obra?
Respuesta. Repíteme la pregunta, tronco, que creo que no me he enterao.
P. Quiero decir… el objetivo. ¿Qué objetivo perseguía usted al pintar bisontes y caballos en las paredes? Los prehistoriadores no se ponen de acuerdo: unos dicen que tenían un significado religioso, dado que ustedes, supuestamente, adoraban a dioses zoomorfos. Otros mantienen que tienen un carácter propiciatorio, ya que presumen que ustedes creían que, si pintaban animales en las paredes, después habría buena caza.
R. Pues… no sé, pavo. Pon que es lo de los cloroformos, por ejemplo.
P. ¿Cómo?
R. No sé, tronco. Si tienes que poner algo pa que la peña o tu jefe o quién sea se queden tranquilos, pos pon que sí: que eran colorformos de ésos.
P. Creo que no ha entendido la pregunta.
R. Pos… la verdajquenó. Ej que te explicas como el ojete, macho.
P. A ver. La pregunta es por qué pintó usted las cuevas de Altamira.
R. Por qué. Yo qué sé. No me acuerdo, tronco. Ese día había estado mascando hojas de salvia con mis colegas y estaba to puesto, tío. Pero, vamos, supongo que básicamente las pinté porque molan mazo.
P. Porque molan…
R. Claro, pavo. A mi me mola mazo pintar. Pinto porque sí, tronco. Voy por ahí con mi caña y con mis pigmentos naturales y pinto las paredes. Porque me da la gana. Y me suda toa la polla lo que digan mis viejos.
P. O sea, que lo que le motivó no fue una finalidad espiritual, ni práctica, sino simplemente estética. Muchos piensan que lo que hizo usted en Altamira era exactamente eso: simplemente arte, una de las primeras expresiones de arte puro. ¿Cuál sería, señor Akrihurait, su definición del arte?
R. El arte… el arte es lo que te pasa si te quedas en esa cueva más tiempo de la cuenta, tronco. [Akrihurait, el Imberbe se ríe]
P. Eh… ejem. Y… ¿por qué pintó esos animales en concreto?
R. No sé, tío. Me molan mazo los visones.
P. Er… lo que hay pintado en Altamira no son visones, sino bisontes.
R. ¡Eso! Siempre los confundo. De todos modos, los bisontes son como visones, pero más grandes, ¿no?
P. En realidad no. Yo creía que en una sociedad como la suya, que vivía de la caza, era inexcusable un profundo conocimiento cinegético.
R. ¿Lo qué?
P. La caza, la caza. Yo siempre me había imaginado que usted sabría un montón sobre caza: animales, técnicas…
R. Una mierda, ¡qué va! Eso mi viejo. Yo paso de cazar. No quiero ser cazador.
P. ¿Y qué quiere ser, entonces?
R. No lo sé. Ya veré. Pero cazador no.
P. ¿Por qué ese rechazo a seguir con la tradición familiar?
R. No quiero saber nada de mi viejo. Según tú dices, lo que pinté en la cueva de Altamira lo peta mazo, ¿no? Pues… ¿te puej’ creer que me tuvo un mes castigao por haberlo pintao?
P. Vaya…
R. Ya te digo.
P. Bueno… creo que hemos terminado, señor Akrihurait. Muchas gracias por el tiem...
R. Pues chachi, tronco. Ey, ¿te apetece mascar unas hojitas de salvia? [Akrihurait saca una boslita de cuero de entre los pliegues de las pieles con las que se cubre].
P. Ehm… gracias, pero no.

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sábado, 19 de junio de 2010

España para extraterrestres

Artículo extraído de la 5475ª edición corregida de la Guía del Autoestopista Galáctico

España: El término España se refiere tanto a una marca que comercializa cárnicos porcinos como a un Estado del Planeta Tierra.

Embutidos España, SL lleva 20 años ofreciendo a sus clientes embutidos y jamones de máxima calidad y basa su éxito en nuevos productos y sus innovadoras prestaciones que les hacen destacarse de la competencia.

El Estado llamado España ocupa la mayor parte del desierto que se extiende al Sur de los Pirineos. Tras muchos años de duro trabajo por parte de sus habitantes, algunas regiones costeras del Norte de España han conseguido equipararse, si bien parcialmente, a los estándares de habitabilidad, salubridad, higiene y educación del resto de Europa. Esas mismas regiones afirman que ya no son España.

Está muy lejos de existir acuerdo entre los terrícolas sobre qué es España además de un Estado. (¿Estado nación? ¿Estado plurinacional? ¿Federación encubierta?). En el pasado se solía decir que España era una Unidad de Destino en lo Universal. Ahora hay más consenso en torno a la idea de que España es una Unidad de Despido en lo Universal.

La forma de Gobierno de España es la Monarquía. Por lo que hemos podido averiguar, parece ser que el Monarca regresó en 1975 desde algún lugar indeterminado montado en moto y ataviado con un casco negro; asesinó al dictador que regía España hasta entonces con una escopeta recortada y se instaló en el trono. Desde entonces la vida en España ha mejorado en todos los órdenes, aunque se observan carencias. Por ejemplo, desde el punto de vista de los autores de la Guía del Autoestopista Galáctico, resulta inconcebible e intolerable que ningún Gobierno español haya decidido aún volar por los aires varias de sus despobladas y áridas provincias interiores para hacer que el mar bañe a Madrid, la capital del Reino.

En lugar de eso, los españoles probaron durante varias años seguidos a trasladar la capital a Torrevieja durante todo el verano. En estas pruebas se comprobó que el país seguía funcionando igual con la capital desplazada. Es decir, mal.  

En cuanto a economía, España pertenece a algo llamado Moneda Única. No hemos podido averiguar aún en detalle en qué consiste, pero por lo que parece, la convergencia hacia la Moneda Única (aún en proceso) culminará cuando los españoles tengan una única moneda cada uno.

Pese a todo esto, NO SE ASUSTE. España es un excelente destino para extraterrestres, solamente debe seguir estos consejos.

1. Si quiere pasar desapercibido entre los españoles, lleve encima mucho dinero y no exija facturas a cambio de darlo: Con dinero negro, ellos se olvidan de que usted es verde.

2. Los terrícolas españoles se caracterizan por la pésima costumbre de torturar hasta la muerte a algunos de sus congéneres mamíferos. Huya de los lugares donde se practican esos rituales sangrientos (suelen ser circulares y de una arquitectura historicista bastante chabacana). Si la gente que se reúne ahí hace eso con seres con los que comparten el 95% del genoma, ¡Qué no harán con nosotros o con uno de ustedes, queridos lectores de todo el Universo!

3. Si quiere establecer acuerdos intergalácticos entre su Planeta y algunos españoles, tenga en cuenta que los dos españoles más preparados intelectualmente para la diplomacia intergaláctica no viven en España, sino en Londres, y trabajan de au-pairs. En general, los españoles que superan un mínimo umbral cognitivo aprenden inglés y huyen del país.

A Douglas Adams, in memoriam.



jueves, 17 de junio de 2010

Seleccione su destino

Este lo escribí para el IV Certamen de Relatos Breves de Renfe.

Seleccione su destino
Sergio López, 2010

–Seleccione su destino –insiste la pantalla. Las máquinas de venta automática sólo venden billetes a quienes saben adónde van, así que pulso uno al azar e introduzco apresuradamente unas cuantas monedas. Me abro paso a empellones –el andén está atestado de personas que sí saben adónde van– y me monto en el primer tren que pasa. No sé adónde voy, pero eso no es nuevo. Hace tiempo que huyo sin importarme cual es el destino. –Disculpe, caballero –pregunto–, ¿adónde va este tren? –Al juzgado de primera instancia, me temo –responde el hombre, que se identifica como policía.

lunes, 7 de junio de 2010

"No sabía en la que me estaba metiendo"

Entrevista con Ugh-Ung-Ack, el primate que se bajó del árbol
"No sabía en la que me estaba metiendo"
Dentro de nuestra serie PRECURSORES, En la oficina nadie sospecha nada cuenta con la gran suerte de poder viajar al pasado y entrevistar a Ugh-Ung-Ack. El señor Ugh-Ung-Ack es el primer mono que se bajó del árbol. El primero en emprender una bípeda e interminable travesía hacia no sabemos bien donde y en la que hoy en día sus architataranietos seguimos embarcados.
BIO: Ugh-Ung-Ack vivió en el año 3.002.010 antes de Cristo, en las Sabanas de la actual Etiopía.

P. ¿Porqué decidió bajar del árbol, señor Ugh-Ung-Ack?
R. Maldita sea, no lo sé. No sé que coño se me estaría pasando por la cabeza en ese momento, pero el caso es que bajé del árbol.
P. No sólo eso. Forzó a su familia a que también bajara con usted.
R. Sí, sí, ya lo sé. No hace falta que me lo recuerde. Le dije a mi señora: 'Agh-Ung-Ag, cariño, coge a los críos, que nos bajamos del árbol'.
P. Parece que a ella no le hizo mucha gracia aquello...
R. Pues no. Me dijo que si estaba loco, que me lo pensara por lo menos una vez. Y yo le contesté: 'Mira, hasta aquí hemos llegado; he dicho que nos bajamos del árbol y nos bajamos del árbol, cojones'.
P. Qué machista, ¿no?
R. Pues sí. Los monos somos machistas. Usted viene del futuro y va de evolucionado, pero en nuestros tiempos las cosas son así: por cojones.
[Ugh-Ung-Ack se toca sus cojones de mono con una mano, mientras se rasca con la otra la cabeza y comienza a danzar en círculos al tiempo que produce un sonido rítmico y glotal: "Hu-hu hu-hu hu-hu"]
P. Eeee... ¿Qué se supone que ha querido decir con eso?
R. Pues... quería intimidarle con mi hombría y posicionarme jerárquicamente sobre usted como macho dominante de la manada. ¿Ha funcionado?
P. No mucho.
R. Vaya.
P. Bueno, dígame: ¿por qué bajó del árbol? No me ha respondido aún.
R. Ya le he dicho que no me acuerdo...
P. Alguna razón habría.
R. Bueno, estaba aburrido... Y cansado. Estaba... estaba... ¡Hasta los cojones, joder! Mire, ya éramos muchos monos en aquel puto árbol. Mi señora decía siempre que yo era un primate apocado, que me estaba siempre dejando comer terreno por los demás monos. Que siempre nos dejaban la peor rama para dormir y las peores frutas para comer. Hasta que se me hincharon los susodichos y dije: ea, pues nos bajamos y nos vamos a tomar por culo del árbol éste de los cojones.
P. Pero, ¿tenía alguna idea de dónde iban a ir?
R. Pues... no. Suponía que habría otro árbol en condiciones o algo parecido.
P. Pero no.
R. Pues no. Todos estaban ya cogidos. Así que comenzamos a vagar por la sabana en busca de agua y comida. Encima en la sabana no hay ramas para ir de un lado a otro y teníamos que caminar erguidos la mayoría del tiempo. No vea usted que dolores de espalda.
P. Bueno, y ¿qué tal es la vida en la sab...
R. Una mierda.
P. Algo tendrá de bueno... ¿no?
R. No. La vida en la sabana es una puta mierda. En el árbol teníamos toda la comida que queríamos y, si pasabas por alto lo tocapelotas que pueden llegar a ser algunos monos, tampoco había tan mal ambiente. Mire, cuando me bajé del árbol, no sabía en la que me estaba metiendo. En la sabana hay poca agua, poca sombra y poca comida. Lo único que abunda son las hienas.
P. Pero algo les habrá enseñado vivir en la sabana...
R. Sí: que soy el primate más gilipollas de todo el cuaternario.
P. Hombre.... (digo, mono), intente ser positivo. Algo bueno le habrá enseñado vivir en la sabana.
R. Pues mire, sí. He aprendido que las hienas no pueden coger un palo y arrearte con él en la cabeza y yo sí puedo hacerlo con ellas. Eso es lo único que he aprendido.
P. Algo es algo.
R. Mierda. Mire, llevamos años intentando volver a nuestro árbol, pero, de dar tantas vueltas por las agrestes y salvajes regiones africanas de la región del Rift, ya no somos capaces de encontrarlo.
P. Algunas personas opinan que usted es un precursor... el mono más importante de toda la prehistoria.
R. Mierda.
P. ¡Piense que de su decisión, de su peripecia vital, dependerá el destino de toda la humanidad!
R. ...
P. ¿No tiene nada que decir?
R. Me cago en mi puta raza

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viernes, 28 de mayo de 2010

Capitalismo para extraterrestres

Artículo extraído de la 5475ª edición corregida de la Guía del Autoestopista Galáctico

Capitalismo: El capitalismo es un sistema económico por el cual los tontos entregan la plusvalía de su trabajo a los malvados. Los malvados acumulan todo el dinero y los tontos, el trabajo y, a veces, ni eso.


El capitalismo es actualmente el sistema económico predominante en el Planeta Tierra, de lo que se deduce que la inmensa mayoría de la población de la Tierra es o bien tonta, o bien malvada. O bien ambas cosas a la vez. [Ver art. "Cómo conquistar el Planeta Tierra en menos de siete minutos"]

La población de las sociedades terrícolas que se rigen por la economía capitalista está estratificada en tres clases sociales: los tontos, los malvados y los tontos malvados, también llamados pequeños burgueses.

Reforma del capitalismo: Muchas veces a lo largo de los últimos siglos se ha extendido la noción entre los terrícolas de que es necesario cambiar el sistema capitalista, bien por la vía de la revolución, bien por la vía de la reforma. Es esta última consideración la que actualmente está más extendida. La reforma del capitalismo está condenada al fracaso porque, aunque muy muy poca gente en el Planeta Tierra sale ganando de verdad con el sistema capitalista, es exactamente la misma gente que tiene en su mano la potestad de cambiarlo o no.

Sin embargo, NO SE ASUSTE. Aunque el sistema capitalista pueda parecer especialmente despiadado para los terrícolas, ofrece una serie de ventajas notables para cualquier extraterrestre que decida hacer turismo en el sucio y ridículamente pequeño (aunque levemente exótico) Planeta Tierra. La mayoría del dinero terrícola no es físico, sino que reside en forma digital en sistemas informáticos primitivos absurdamente fáciles de piratear. Le resultará pasmosamente sencillo añadir una serie de ceros tan larga como usted desee al final de su saldo bancario [Ver art. "Sin noticias de Gurb"]. Con el suficiente dinero, a nadie en la Tierra le importará si usted tiene una forma no humanoide o si dispone de órganos de los que los humanos suelen carecer, tales como tentáculos, pares adicionales de brazos o antenas o si, por último, usted es de color verde o violeta.

A Douglas Adams, in memoriam

jueves, 27 de mayo de 2010

El deseo

Otro más...

El deseo
Sergio López, 2010

Pedro Barredo espera más de la vida. Pedro Barredo no es budista. El budismo defiende que ser feliz no depende de que se cumplan nuestros deseos, sino de rebajar el listón de lo que exigimos a la vida para ser felices. Sin embargo, por la razón que sea, la mayoría de la población creemos estúpidamente que es mucho más sencillo convertir nuestros deseos en realidad que bajar el listón de lo que le exigimos a la vida. La mayoría de la población pensamos que los budistas son unos ridículos conformistas. Pedro Barredo también lo piensa. El deseo cumplido proporciona una satisfacción fugaz, según explica Freud, ya que inmediatamente surgirán nuevos deseos, nuevas aspiraciones, cuya no obtención se convertirá en fuente de infelicidad. Pero Pedro Barredo no ha leído a Freud, ni ganas. Pedro Barredo quiere que se cumplan sus deseos y quiere que se cumplan hoy. Ya mismo. Pedro Barredo ha tomado una decisión.

Pedro Barredo pone la tele y desayuna con el presentador de las noticias del canal 24 horas. Europa y el FMI alaban las medidas de Zapatero. A Europa y al FMI les mola el duro paquete de Zapatero. El duro paquete de medidas antidéficit que el Gobierno está dispuesto a introducir inmediatamente. Joder: hay algo pornográfico en todo esto, piensa Pedro Barredo: Nos van a dar por culo. Vaya manera de comenzar el 18 de mayo. "18 de mayo: mi cumpleaños", se dice, telegráficamente. Todavía 18 de mayo. Joder, lo normal sería desear que el tiempo pasara lo más despacio posible y más en un día como hoy, no lo contrario: que llegue el puto final del mes de una vez para volver a tener dinero en la cuenta corriente.
Pero se acabó, piensa. Se acabó desear algo tan triste como que el tiempo pase rápido y un mes suceda a otro y éste a otro y éste a otro. Pedro Barredo tiene otros deseos mucho menos mediocres que su mediocre nómina y quiere que se cumplan. Pedro Barredo ha tomado una decisión.

Al final del día de su cumpleaños, Pedro Barredo ha dejado su mediocre empleo, ha dejado a su novia de toda la vida (y también ha descubierto que su amante eventual y clandestina de los últimos meses ya no está interesada en él). Pero Pedro Barredo experimenta esta noche la felicidad fugaz de ver sus deseos cumplidos. Aunque sean deseos negativos, antideseos. La noche de mañana y el resto de noches ya no serán tan felices. Pedro Barredo ha decidido hoy, como la mayoría de la población hemos decidido, poner rumbo hacia la felicidad por el camino largo.

jueves, 20 de mayo de 2010

"Expanda su material genético por el mundo tanto como le sea posible"

Entrevista con Paramecio XYK-7.090.121.631, inventor de la reproducción sexual
"Expanda su material genético por el mundo tanto como le sea posible"
Dentro de nuestra nueva sección PRECURSORES, ofreceremos entrevistas históricas con personalidades que, a través de diferentes épocas, han ido definiendo lo que somos hoy en día. Hoy, En La Oficina Nadie Sospecha Nada viaja en el tiempo y entrevista a Paramecio XYK-7.090.121.631, inventor de la reproducción sexuada.
BIO: Paramecio XYK-7.090.121.631 vivió en el año 632.002.010 antes de Cristo en las ciénagas poco profundas del Este de Pangea.

Pregunta: ¿Qué tal se encuentra, señor Paramecio XYK-7.090.121.631?
Respuesta: Por favor, llámeme Walter.
P. Oh, de acuerdo. ¿Qué tal se encuentra, Walter?
R. Maravillosamente bien. He pasado un par de meses de vacaciones invernales transformado en espora y he vuelto lleno de energía y con mucho más vigor en mi flagelo, como puede usted comprobar.
[Walter mueve el flagelo]
P. Eh, sí, es cierto. Bueno, ya que nos metemos tan directamente en el asunto, le pregunto: ¿Cómo se le ocurrió lo de la reproducción sexual?
R. Muy fácil. La vida en el limo no sólo era aburrida y monótona -flotando por aquí y por allá; evitando, de vez en cuando, ser deglutido por una ameba- sino que, además, era una vida muy solitaria, muy individual. Éramos unos cuantos los que echábamos de menos compartir algo entre nosotros, intercambiar. A falta de otra cosa, a mí se me ocurrió que podíamos compartir nuestro material genético.
P. Muy bien. Pero, ¿por qué dos sexos?
R. Bueno, he de decir que a mí la idea de dos sexos, al principio, me parecía increíblemente cicatera. Al final es la que se ha terminado imponiendo por motivos prácticos, pero yo pensé en un principio en 16 tipos de sexualidades diferentes y todo tipo de combinaciones.
P. Así que usted no es precisamente partidario de la idea de que el sexo sólo es sano y lícito si tiene lugar entre machos y hembras.
R. Para nada. Además, creo que ese debate no está en la sociedad. Creo que tenemos la suerte de vivir en una época en la que lo que se valora es la experimentación: cuando un paramecio mira a otro no ve un macho o una hembra: ve atractivo material genético para intercambiar.
P. Muy bien. Pues muchas gracias por dedicarnos tanto tiempo y cuídese.
R. Gracias a usted y no olvide de expandir su material genético por el planeta tanto como le sea posible.
P. Me quedo con su consejo, Walter.

miércoles, 12 de mayo de 2010

La fuga

Un microrrelato...

La Fuga
Sergio López, 2010

--Verá. Yo le he llamado por una fuga --dijo con cierto nerviosismo, al tiempo que cerraba la puerta de un puntapié.
--Pues, oiga, se ha equivocado usted. Yo soy cerrajero, no fontanero --le contesté.
--No me equivocado. Le aseguro --el hombre dirigió su mirada hacia sus manos, guiando la mía hacia el mismo punto-- que necesito un cerrajero.
El tipo tenía las manos cruzadas sobre su vientre y, en torno a sus muñecas, unas esposas. Qué chistoso.
--No puedo ayudarle --le contesté
y me dispuse a salir por la misma puerta que él acababa de cerrar.
--Puedo pagarle. Mucho dinero --dijo, al tiempo que se ponía delante de mí para cerrarme el paso.
--¡No! --me negué a seguir escuchando. Siempre he sido un hombre creyente. Toda mi vida se ha guiado por un respeto firme a la Ley de Dios y a la Ley de los hombres. No podía ayudarle, pensé. Era un delincuente. ¡A saber qué habría hecho!
--1.000 euros... 2.000 euros... 3.000 euros... --empezó a recitar, en un tono neutro, mientras yo negaba con la cabeza-- 9.000 euros, 10.000 euros...
--¡Maldita sea! --grité-- Le digo que no puedo ayudarle.
--17.000 euros, 19.000 euros, 21.000 euros... --había empezado a subir las cantidades de 2.000 en 2.000 euros,
pero yo seguía firme. ¡No me vine de Guinea Ecuatorial hace 18 años para colaborar con delincuentes!
--23.000 euros, 26.000 euros, 30.000 euros...
--Noooo --dije, alargando mucho la ‘o’, en un intento de denotar al mismo tiempo paciencia y comprensión.
--36.000 euros, 39.000 euros, 42.000 euros... --seguía recitando.
Yo me decía a mi mismo que me había venido a España huyendo de la corrupción y la miseria y que yo, sólo con el sudor de mi frente... yo estaba dándoles ya a mis hijos un futuro que no podrían haber ni soñado en Malabo. Con eso era ya suficiente.
--45.000 euros, 49.000 euros…
Yo estoy bien. Mi familia está bien. Somos felices con lo que tenemos y doy gracias a Dios por ello.
Aunque también estaría bien que mis hijos pudieran estudiar un año en el extranjero… o un máster en una universidad privada. O... qué demonios... ¡Vámonos de vacaciones un mes por ahí, a un buen sitio!
--Pare ya, por favor --insistí una vez más.
---58.000 euros.
Dicen que todo el mundo tiene un precio; el mío fue esa cifra en concreto: 58.000 euros.
Abrí mi maleta de herramientas.
Podría haber usado la cizalla, pero preferí alardear y hacer mi viejo truco, con dos simples clips. El gran secreto del forzado de cerraduras es que es realmente fácil. Cualquiera puede aprender a forzar cerraduras. Sin embargo, hacerlo en menos de tres segundos requiere cierta habilidad innata y mucha práctica.
--¡Increíble! --exclamó el hombre. Yo me quedé de rodillas sobre la alfombra del salón, paralizado. Antes de que me diera tiempo a pensar en qué había hecho o en la posibilidad de que no hubiese dinero y hubiese traicionado mis principios a cambio de nada, aquel tipo ya regresaba desde alguna estancia de la casa llevando en cada una de sus manos -sus manos criminales liberadas por mí- varios fajos de billetes verdes y morados.
--60.000 euros. Cuéntalos si quieres.
--No hace falta. Está bien así.
--Escucha, eso que acabas de hacer me ha parecido increíble. Realmente, tienes un don para esto, muchacho.
--Lo sé.
--¿Sería posible contratarte para un trabajito de… cerrajería? Sería algo sencillo y no supondría ningún riesgo para ti.
--¡No! --dije indignado. Dispuesto a salir, esta vez sí, corriendo por aquella puerta.
--10.000 euros, 20.000 euros, 30.000 euros…

domingo, 9 de mayo de 2010

Por fin he conseguido olvidarte, Eveline

Con este tercer relato pongo fin a mi trilogía de relatos sobre drogas, rock'n'roll y (a veces) sexo. Como en los dos anteriores, quiero aclarar que, si bien las descripciones del ambiente donde ocurre la historia y de los personajes secundarios son casi periodísticas y están basadas en experiencias personales recientes, los hechos centrales son absolutamente ficticios y no han ocurrido nunca. El uso de la primera persona es un recurso literario. Y el uso de experiencias personales propias (y pasadas) para construir personajes, también. (Un recurso literario propio de vagos como yo, de hecho). Como vais a pensar lo que os dé la gana de todos modos, no digo más... pero, bueno, estas cosas siempre conviene aclararlas.
    

Por fin he conseguido olvidarte, Eveline
Sergio López, 2010
El ViñaRock es una increíble fuente de riqueza para Villarrobledo. Vecinos y vendedores ambulantes hacen el agosto durante los tres días que dura el festival a base de vender a los asistentes aquellos productos y servicios que la organización no provee con una relación calidad-precio adecuada, como bebidas alcohólicas y comida, o aquellos que la misma no ofrece en absoluto, como higiene y droga.
    En lo que constituye un perfecto ejemplo de lo que es un mercado sin intervención estatal, un mercado libre, regido estrictamente por las leyes de la oferta y la demanda, hay en el ViñaRock unos cientoveintemil pies negros que te ofrecen comprar todo tipo de drogas como el que te ofrece comprar Lotería del Niño.
    –Chicos, ¿Farlopa, speed, marihuana...?
    –No gracias.
    En realidad, tenía razones suficientes para pillarme un buen colocón de lo que fuera, razones objetivas y fundadas, pero fui fuerte y me resistí... más o menos. Además, a saber que era aquella mierda.
    Quería –y sigo queriendo– matar unas cuantas de mis neuronas, infectadas con pensamientos nocivos y que amenazan con contagiar al resto... pero no creo que ésa sea la solución. ¿Y cuál es la solución? No lo sé. Me viene a la cabeza una viñeta de Carlös Areces en El Jueves en la que aparece un tío sin la parte superior de su cráneo, cual víctima de Anthony Hopkins en la segunda parte de El Silencio de los Corderos. Tiene en una mano una cuchara, y en la cuchara un trozo considerable de su propia masa encefálica. En la otra, sostiene el auricular de un teléfono, mientras dice:
    –Por fin he conseguido olvidarte, Eveline.

En fin. Íbamos para el concierto de Mamá Ladilla. Hacía un sol de justicia y estábamos hablando de la posibilidad de domesticar a los pies negros para que realizasen tareas sencillas, a cambio de pequeñas sumas de droga de baja calidad. No sé: comprar el periódico o el pan, pasear al perro. El problema es que nuestras parejas, familias, compañeros de piso, etcétera no nos dejarían tener un pies negros en casa. Habría que ponerles una caseta. Aparte, seguro que se largaban con la pasta de los recados.
   –Chicos, ¿farlopa, speed, marihuana...? –nos preguntó uno de aquellos pies negros.
   –No –respondí yo.
   –No –respondió mi amigo Peña.
   –Mejor. ¡Toda para mí! –respondió el pies negros.
   –Muy bien, tío.
   A continuación nos paró otro tipo.
   –Perdonad, chavales, ¿sabéis donde dan paella? –era la hora de comer, es decir, las cuatro y media de la tarde, y en alguna parte daban raciones de paella a tres euros.
   –No, no sabemos.
   –Y... ¿no sabréis quien pasa speed?
   –Sí. Ahí atrás, un punki. Pero no sé si te va a vender a tí.
   –¿Por qué?
   –No, por nada.

Y ese era el ambiente al inicio de la jornada concertística del sábado 1 de mayo. La totalidad de personas que nos agolpábamos en el control de entrada habíamos dormido unas tres horas y llevábamos borrachos desde mediodía. En Villarrobledo, partir de la salida del sol, la temperatura en las tiendas de campaña asciende a razón de diez grados centígrados por hora –¿es que nadie ha pensado en inventar un aire acondicionado para tiendas de campaña?–, así que sales a las diez de la mañana de la tienda en cuestión en un alarmante estado de deshidratación y la ingestión compulsiva de cerveza se convierte en una cuestión de supervivencia.
   –Joder, siempre que voy a un festival –dijo mi amigo Goro– veinte personas me preguntan si tengo speed o si sé dónde se puede conseguir.
   –Vaya, hombre –dije, por decir algo, porque tengo muy claro que si estuviera en una fiesta en la que también estuviese Goro, y yo no le conociera de nada, sería seguramente la primera persona a la que preguntaría si tiene speed. En el caso de que yo quisiera speed, claro.

Nos pusimos en las primeras filas y empezamos a pegar botes con esa canción tan cojonuda que empieza diciendo "imagínate al papa en chándal". Al lado nuestro había un tipo de unos dos metros diez de altura y unos 38 años vestido con unas bermudas verde pistacho, un chaleco rosa y una camiseta en la que aparecía un fotomontaje en el que se le veía a él y a otros tres tipos travestidos, acompañados de una foto pegada de Chenoa. Encima de la composición se leía "El Azote de Chenoa".
   –¿Qué es esto del Azote de Chenoa? –le pregunté.
   –¡Mi grupooooooooooooooooo!!!! –contestó. Por algún motivo, me hablaba a gritos y miraba hacia mí como si yo estuviese en algún lejano lugar del monte en vez de treinta centímetros más abajo de su cara.
   –Joder... ¡Cómo mola! Y... ¿qué tipo de música hacéis?
   –¡Puuuuuunk!!!!!!!!!
   –¿Y qué tipo de punk?
   –¡Radicaaaaaaaaaaaaaaal!!!!!!!!!!!!!!!!!
   –Ah.
   –¡Hay que ser radicaaaaaaaaaal!!!!!!!!!!!!! –aclaró.
Ahí está, pensé. Un tipo con certezas.
   –Tío, ¿te mola nuestro amigo? –preguntó uno de los individuos que estaba con él–, te lo regalamos.
   –Estábamos dispuestos a pagaros hasta cuarenta euros.
   –Te he dicho que te lo regalamos –insistió. El resto de personas que acompañaban al chaval de dos metros diez empezaban a alejarse y el aludido parecía más que decidido a quedarse con nosotros.
   –Veinte euros es mi última oferta.
   –Que te lo regalamos, tronco, te digo.
   –Entonces, no hay trato.

Me lo estaba pasando de puta madre. Estaba saliendo todo genial. ¡Guau! ¡El Viña Rock! ¿Cómo es posible que no hayamos venido en siete años? Nos hemos vuelto unos modernos de mierda y nos estábamos perdiendo el mejor festival de España. Todo rock en castellano. Un cartel increíblemente parecido al del Viña Rock que habíamos visto hacía siete años. Nosotros no hemos madurado y Viña Rock tampoco. Y eso es perfecto. Yo me lo estoy pasando de putísima madre. Me lo estoy pasando tan bien que no recuerdo nada de lo sucedido el día anterior.
Hasta que ella vuelve a aparecer. Otra vez.
   –Joder, tronco –dice Peña–. Lo tuyo con esa chica es todo un desafío contra la probabilidad estadística.
   Efectivamente. Es estadísticamente improbable, pero allí están, enfrente de nosotros otra vez: ella y el Puto Melenas. Encima ella me ha visto. Me saluda y viene hacia mí. ¿Pero es que no se ha dado cuenta de que no quiero verla? ¿No tiene la más mínima capacidad de empatía o qué? Y, ¿cuánta gente hay aquí? ¿80.000 personas? ¿Cómo es posible que la haya visto cinco veces en 24 horas?

La primera vez pensé, simplemente, que sería mejor no verla durante lo que durase el ViñaRock.
    La segunda ve pensé que preferiría no verla durante una semana.
   La tercera vez pensé que sería mejor que dejásemos de considerarnos amigos por una temporada, porque la amistad es un sentimiento incompatible con los celos y la humillación, que era lo que en ese momento estaba sintiendo.
    La cuarta vez pensé que sería mejor que dejáramos de ser amigos y punto. Porque la amistad es incompatible con los celos, la humillación, la autocompasión, la inseguridad, el sentimiento de inferioridad, el miedo a la soledad, el arrepentimiento, las ganas de llorar, etcétera.
    La quinta vez pensé, simplemente, que no quería saber nada más de ella durante el resto de mi vida.
    Así que se lo dije:
  –No quiero saber nada más de ti durante el resto de mi vida.

La primera vez que nos vimos, el día anterior, no fue casualidad; habíamos quedado en vernos, a una hora determinada en un punto determinado. Fui para allá y ella dijo que había venido con Lino –en adelante, el Puto Melenas–. En el momento que mencionó su nombre sentí como si me hubieran tirado un ladrillo a la cabeza.
    Lino. Ladrillazo.
    ¡Ay! ¿Cómo? ¿A qué juega?, pensé, mientras me palpaba con la mano derecha un costado de la cabeza para ver si sangraba. Pero si ha sido ella la persona que más ha insistido para que yo viniera al Viña Rock... si… si no hubiera sido por ella, seguramente no habría ido… yo había pensado que… que ella… y yo… Lino… ¿Por qué no había mencionado su nombre hasta ahora? Mierda… Soy idiota, pensé. Soy un completo idiota.
    Pese a todo lo dolorosa que fue la brusca caída desde la puta Luna, que es donde estaba yo, en aquel momento lo que le habría dicho hubiera resultado bastante razonable: “preferiría no verte en lo que dure el festival”.
    Pero no dije nada. Me limité a musitar “bueno, me voy. Adiós” y a largarme sin más, justo cuando ella me iba a presentar al grupito con el que había venido. Eso a cualquiera le debería haber extrañado, pero ya he dicho que la empatía no es el fuerte de Claudia.

La segunda vez que la vi, identifiqué también a Lino como el Puto Melenas que le metía mano. Por fin le puse cara; cosa que, la verdad, no me vino demasiado bien. Les vi cogerse de la mano y besarse; cosa por la que habría pagado 400 euros por no ver. Y tuve que tragar con que me lo presentara; algo que seguramente está recogido en la Convención de Ginebra en el capítulo de crímenes de lesa humanidad. Fui bastante desagradable con él, pero supongo que Claudia, de nuevo, no se dio cuenta de nada, o no quiso darse cuenta, y yo tampoco le dije nada. Si lo hubiera dicho, creo que habría sido algo bastante razonable. La segunda vez le habría dicho: "Creo que necesito un tiempo sin verte".
    La tercera: "Lo siento, creo que es mejor que dejemos de considerarnos amigos durante una temporada".
    La cuarta: "Lo siento, de verdad, creo que ya no podemos ser amigos".

Pero no fue hasta la quinta vez que tuve los arrestos suficientes para asumir lo que me estaba pasando. Estaba enamorado de una chica que había elegido ya a otro.
    Si la probabilidad estadística no hubiese jugado conmigo de aquella manera, no habría dicho nada de nada y seguramente hoy estaría con ella tomándome un café y escuchando embobado alguna de las cosas altamente interesantes que ella siempre dice. Pero como la probabilidad estadística a veces es como es, pues yo dije lo que dije.
    La probabilidad estadística... Y quizá algo tuvo que ver también la acumulación de cerveza en mi organismo, el sol, y el hecho de que me apeteciera castigarla. Hacer algo malo, algo que le doliera. Me apetecía quedar como un gilipollas. Me apetecía que ella no entendiera que cojones estaba pasando y que perdiese esa sensación de control de la situación que emana de ella en todo momento. Había comprendido todo el daño que me había causado ella a lo largo del último año y me apetecía devolverle aunque fuera una mínima parte. Así que se lo dije:
    –No quiero saber nada más de ti durante el resto de mi vida.
Ella me miró como si yo fuese un ser horrible. Se le descompuso la sonrisa que llevaba dibujada en el rostro. Se le descompuso el rostro. Me miró como si yo fuera un monstruo que acabara de aplastar entre sus garras algo hermoso y pequeño... no sé, un bebé de foca, o algo así. Me miró con cara de asombro y horror. Odié esa cara por lo que reflejaba. Es decir, me odié a mí mismo.
    –Pero, ¿qué dices? ¿Por qué dices eso, Róber? –preguntó.
    ¿Por qué?, pensé. Porque, si tuviera una pizca de inteligencia emocional y autoestima, te habría dicho a tiempo que no podemos ser amigos, pero a estas alturas ya no queda otra…
    –Hay que ser radical.

Y me largué a por otro litro de cerveza, dejándole con la palabra en la boca. No la volví a ver, ni en el Viña Rock, ni después. Bendita probabilidad estadística.

Y me lo pasé realmente bien durante el resto del festival. Tan bien como me lo estaba pasando antes de la breve conversación que mantuve con ella, o incluso mejor, vaya. Joder, mucho mejor aún.

Y llegué a pensar que lo había conseguido. Que, de golpe y por la mágica acción de trece palabras, lo había logrado. No me acordé de ella en los dos días siguientes. Por fin he conseguido olvidarte, Eveline, pensé.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Euskadi para extraterrestres


Artículo extraído de la 5475ª edición corregida de la Guía del Autoestopista Galáctico


En el momento de escribir esto, perduraba entre los terrícolas una despiadada disputa acerca de si Euskadi es un territorio al norte de España o si es un territorio en el norte de España. Esta discusión por algo tan nimio como una preposición ha causado a lo largo de las últimas décadas asesinatos, bombardeos, secuestros, coacciones, procesos judiciales absurdos y probablemente interminables, injurias, calumnias, fuga de cerebros, éxodo rural, motines, insultos, persecuciones, bulling, mobbing y trecking, exilios, insultos, amenazas, giraldillas proamnistía, campañas periodístico-propagandísticas, plan Ibarretxe, xenofobia, tertulias, cortes de pelo peculiares, silencios tensos en los bares, extorsión, pintadas, boicots a Eroski, quemas de banderas y cierta sensación de hastío. Todo ello, repetimos, por el uso de una u otra preposición. Eso demuestra a las claras hasta que punto es importante para los terrícolas, y en particular para los vascos, la política lingüística.

Los vascos son un pueblo humano valeroso y orgulloso de sus costumbres y que, desde tiempos inmemoriales, habita entre la cornisa cantábrica y los pirineos. A lo largo de los milenios, han transigido con diferentes imperios a cambio de que se les reconociera una serie de derechos especiales. Cuando el Imperio Español dejo de serlo y se convirtió en España a secas, decidió homogeneizar los derechos de todos sus habitantes, cosa que no hizo especial gracia a los vascos, que se las ingeniaron para desatar la primera guerra civil entre españoles, la 1ª Guerra Carlista, con el principal objetivo de recuperar sus derechos especiales. Setenta años después y tras perder la 3ª Guerra Carlista, los vascos llegaron a la conclusión de que no eran españoles y no necesitaban a nadie más para seguir peleando por sus derechos especiales. A este ejercicio de deontología en la batalla, admirable, aunque cuestionable desde el punto de vista meramente estratégico, se le llamó nacionalismo vasco.

La difícil relación entre los vascos y los españoles ha llegado a tal punto de tensión que los líderes vascos reciben a los españoles con evidentes muestras de hostilidad. Cada vez que uno de los segundos pone pie en la tierra de los vascos, es recibido por lehendakari (líder de todas las tribus vascas) acompañado de uno o varios guerreros que le hacen una exhibición de una mortífera arte marcial denominada aurresku. Esta demostración de fuerza sirve para dejar claro al líder extranjero que cualquier vasco puede arrearte una rápida patada en el mentón casi sin moverse del sitio ni impulsarse y, como no lo vas a ver venir, más te vale no andar tocando las narices. Otro acto de bienvenida marcial de incluso mayor contenido intimidatorio incluye una espada. Otros actos marciales e intimidatorios, pero desprovistos del carácter de salutación, son: el levantamiento de piedras inusualmente pesadas, el cortado ultrarrápido de troncos, una extraña exhibición acrobática que incluye a) gansos muertos, b) una soga, c) barcos y d) alcohol, y, finalmente, la quema de autobuses.

Sin embargo, NO SE ASUSTE: los vascos son, por lo general, hospitalarios y afables con los extraños. Si usted tiene una forma no humanoide o si dispone de órganos de los que los humanos suelen carecer, tales como tentáculos, pares adicionales de brazos o antenas o si, por último, usted es de color verde o violeta, y teme, por lo tanto, ser rechazado por los nativos a causa de su aspecto, diga simplemente que usted proviene de un planeta pequeño pero hermoso y adelantado que está sometido miserablemente por otro planeta más grande, pero tercermundista. Los vascos le acogerán como uno más entre ellos y le invitarán a cerveza y pintxos en abundancia.

Los pintxos son, por cierto, una de las tres principales aportaciones de los vascos a la Galaxia. No deje de atiborrarse de pintxos si va a Euskadi. Hemos de avisar, no obstante, que si usted es un cefaloscoide heptópodo de las lunas de Mu Arae Gamma quizá encuentre los pintxos de txipis y de calamares un tanto ofensivos. “¡Holocausto!” y “¡cefaloscoidofagia!” son dos palabras que suelen exclamar los habitantes de las lunas de Mu Arae Gamma al conocer la preparación de estos pequeños platos por otra parte excelentes.

Por el contrario, la cerveza (una de las tres mejores cosas que los humanos han dado a la Galaxia) se sirve de una manera lamentable en Euskadi.

Los vascos hablan un idioma propio, el euskera, que no se habla en ningún sitio más del planeta tierra y sólo en dos puntos más en toda la Vía Lactea. En su día a día, los vascos hablan algo parecido al castellano (sólo que sin subjuntivos y añadiendo “pues!” al final de cada frase), pero cambian a euskera cuando hay españoles cerca, para hacerles la puñeta. A continuación va un poco de vocabulario básico del euskera para extraterrestres.

- Venimos en son de paz: Gure armagintza zuen tiragoma primitiboak baino hobeto da.
- Llévennos a su líder: Patxi Lopez espainol madarikatua ikusten nahi dugu, baina aurreskurik ezer, mesedez.
- Estamos interesados en intercambiar información genética sobre nuestra especie y la vuestra: Larrua jo nahi dugu zuen gizonarekin / emakumearekin.
- Buenos días: egun on.
- Buenas noches: egun off.

Menos de un 0,05% de los humanos es vasco, lo cual contrasta ampliamente con el hecho de que un 20% de los humanos sean chinos. Pese a esto, no todos los vascos están seguros de serlo y otros que sí lo están dudan de que algunos de sus vecinos vascos lo sean realmente. Hemos observado que la condición de vasco, a diferencia de la de chino, puede permitir cierta gradación, de menos vasco a más vasco. Decho, las encuestas muestran que un 25% de los navarros y un 14% de los pterococos de Alfa Centauri D se sienten “algo vascos”.

La principal diferencia de los vascos con el resto de humanos –y, en especial, con los españoles- es su desmedida pasión por el deporte: pelotamano, fútbol, regatas, herri kirolak, trecking, puenting, rafting, footing, gaupasa, ciclismo, alpinismo, atletismo, comunismo… Los vascos acabarán con su gran problema de dependencia energética el día que los humanos inventen la transmisión inalámbrica de la electricidad, ya que se estima que la energía que cada día producen sus deportivos habitantes, convenientemente aprovechada, podría iluminar una ciudad andromediana de tamaño pequeño (unos 25 millones de habitantes).

El mejor lugar para aterrizar su OVNI sin despertar sospechas y sin ser visto es en pleno centro de Bilbao durante un partido del Athletic o en pleno centro de Bilbao durante la Aste Nagusia. (En este último caso, la gente le verá, pero no lo recordará al día siguiente).

Principales lugares para visitar: Kursaal y Parte Vieja, en San Sebastián, Casco Medieval en Vitoria y Termibus en Bilbao (gran interés desde el punto de vista de la zoología humana). Alguna gente recomienda también el Guggenheim, en Bilbao, sobre todo por el perro de 15 metros... pero, en opinión de este redactor no merece la pena viajar para ver algo que ya tienes en tu planeta.

Por cierto, las otras dos mejores cosas que ha dado Euskadi al universo son las prendas de Goretex y los pimientos de Gernika. Los lápices HB no juegan en esa liga porque recientemente se ha descubierto que no son vascos.

martes, 3 de noviembre de 2009

Personaje

La palabra personaje, utilizada como epíteto para descalificar a alguien, tiene un amplio rango de significados en nuestra hermosa lengua. En un extremo de ese espectro de significados insultantes puede querer decir que alguien es simplemente escéntrico, como lo son algunos protagonistas de obras de ficción. En el otro extremo puede querer decir algo así como "Oh, Dios mío, no me puedo creer que alguien tan hijo de puta exista en la vida real". En ambos casos diríamos "menudo personaje".

Hay personas que habitan en nuestro mundo, en la vida real, y que, en efecto, son personajes en la segunda acepción del término. Solemos pensar que son seres absolutamente negativos y que no podremos sacar nunca nada positivo de nuestra forzosa relación con ellos. Más bien todo lo contrario: nos joderán la vida en cuanto tengan la más mínima posibilidad para poder hacerlo.

Excepto en esto último, nos equivocamos en todo.

Tengo un amigo que tiene un superior que es todo un personaje en la segunda acepción del término. Mi amigo estaba bastante amargado hasta que el otro día llegó a una brillante conclusión:
"Si alguna vez decido escribir una novela, él será un personaje en ella. No tendrá, por supuesto, un papel protagónico, ni siquera como antagonista, porque, por su caracter extremadamente abyecto, sería imposible situarle en el centro de la narración sin que al eventual lector le entrasen náuseas, (Ignatius Reilly a su lado sería Mikael Blonkvist), pero si que haría un excelente papel de secundario innecesariamente cruel que introduciría una gran tensión dramática en la narración. Obviamente, como la mayoría de elementos que generan suspense en las novelas, se terminaría quedando en nada. La crítica alabaría mi inventiva y el gran cuidado puesto a la hora de definir un carácter tan asqueroso y retorcido para un personaje meramente colateral y que termina desapareciendo sin pena ni gloria y para siempre al pasar unas cuantas páginas".