Entrevista con Akrihurait, el Imberbe, pintor rupestre
"El arte es lo que te pasa si te quedas en Altamira más tiempo de la cuenta"
Después de un merecido tiempo de reflexión y descanso vuelve a EN LA OFICINA NADIE SOSPECHA NADA Precursores, nuestra serie de entrevistas históricas. Por este espacio, dedicado a la divulgación de la vida, obra y pensamiento de aquellos que fueron verdaderos pioneros de lo suyo, han pasado hasta ahora ilustres personajes como Paramecio Jack, inventor de la reproducción sexual, el mono Ugh-ugh-ack, creador de la evolución o Kurk Uruk, descubridor del fuego. Esta vez entrevistamos Akrihurait, el Imberbe, el hombre que pintó las cuevas de Altamira.
BIO: Akrihurait el Imberbe nació en el año15.025 antes de Cristo en la actual Santillana del Mar (Cantabria). En 15.010 a. C. pintó los frescos de las Cuevas de Altamira, considerados la Capilla Sixtina del arte rupestre.
Pregunta. Existe una gran discusión entre los prehistoriadores que usted, señor Akrihurait, como autor de las pinturas rupestres que adornan la famosa gruta de Altamira, nos puede ayudar a resolver. ¿Cuál es la finalidad de su obra?
Respuesta. Repíteme la pregunta, tronco, que creo que no me he enterao.
P. Quiero decir… el objetivo. ¿Qué objetivo perseguía usted al pintar bisontes y caballos en las paredes? Los prehistoriadores no se ponen de acuerdo: unos dicen que tenían un significado religioso, dado que ustedes, supuestamente, adoraban a dioses zoomorfos. Otros mantienen que tienen un carácter propiciatorio, ya que presumen que ustedes creían que, si pintaban animales en las paredes, después habría buena caza.
R. Pues… no sé, pavo. Pon que es lo de los cloroformos, por ejemplo.
P. ¿Cómo?
R. No sé, tronco. Si tienes que poner algo pa que la peña o tu jefe o quién sea se queden tranquilos, pos pon que sí: que eran colorformos de ésos.
P. Creo que no ha entendido la pregunta.
R. Pos… la verdajquenó. Ej que te explicas como el ojete, macho.
P. A ver. La pregunta es por qué pintó usted las cuevas de Altamira.
R. Por qué. Yo qué sé. No me acuerdo, tronco. Ese día había estado mascando hojas de salvia con mis colegas y estaba to puesto, tío. Pero, vamos, supongo que básicamente las pinté porque molan mazo.
P. Porque molan…
R. Claro, pavo. A mi me mola mazo pintar. Pinto porque sí, tronco. Voy por ahí con mi caña y con mis pigmentos naturales y pinto las paredes. Porque me da la gana. Y me suda toa la polla lo que digan mis viejos.
P. O sea, que lo que le motivó no fue una finalidad espiritual, ni práctica, sino simplemente estética. Muchos piensan que lo que hizo usted en Altamira era exactamente eso: simplemente arte, una de las primeras expresiones de arte puro. ¿Cuál sería, señor Akrihurait, su definición del arte?
R. El arte… el arte es lo que te pasa si te quedas en esa cueva más tiempo de la cuenta, tronco. [Akrihurait, el Imberbe se ríe]
P. Eh… ejem. Y… ¿por qué pintó esos animales en concreto?
R. No sé, tío. Me molan mazo los visones.
P. Er… lo que hay pintado en Altamira no son visones, sino bisontes.
R. ¡Eso! Siempre los confundo. De todos modos, los bisontes son como visones, pero más grandes, ¿no?
P. En realidad no. Yo creía que en una sociedad como la suya, que vivía de la caza, era inexcusable un profundo conocimiento cinegético.
R. ¿Lo qué?
P. La caza, la caza. Yo siempre me había imaginado que usted sabría un montón sobre caza: animales, técnicas…
R. Una mierda, ¡qué va! Eso mi viejo. Yo paso de cazar. No quiero ser cazador.
P. ¿Y qué quiere ser, entonces?
R. No lo sé. Ya veré. Pero cazador no.
P. ¿Por qué ese rechazo a seguir con la tradición familiar?
R. No quiero saber nada de mi viejo. Según tú dices, lo que pinté en la cueva de Altamira lo peta mazo, ¿no? Pues… ¿te puej’ creer que me tuvo un mes castigao por haberlo pintao?
P. Vaya…
R. Ya te digo.
P. Bueno… creo que hemos terminado, señor Akrihurait. Muchas gracias por el tiem...
R. Pues chachi, tronco. Ey, ¿te apetece mascar unas hojitas de salvia? [Akrihurait saca una boslita de cuero de entre los pliegues de las pieles con las que se cubre].
P. Ehm… gracias, pero no.
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lunes, 16 de agosto de 2010
martes, 8 de junio de 2010
"No diga fuego, diga Uruk"
Entrevista con Kurk Uruk, inventor de fuego
En la oficina nadie sospecha nada tiene el honor de haber entrevistado, dentro de su serie PRECURSORES, a Kurk Uruk, inventor del fuego. La invención del fuego fue el salto tecnológico más importante de la humanidad antes de la revolución neolítica e hizo, en opinión de muchos prehistoriadores, consciente por primera vez al ser humano de su superioridad cognitiva frente al resto de los mamíferos.
BIO: Kurk Uruk fue un homo erectus que vivió en Pedernal Valley en el año 402.010 antes de Cristo.
P. ¿Cómo inventó el fuego, señor Uruk?
R. Los procedimientos y códigos para fabricar el fuego son propiedad de la compañía Lumbre Uruk y Herederos, S.A. y no estoy autorizado a revelarlos.
P. Pero, ¿cómo qué no está autorizado a revelarlos? ¡Pero si usted es el inventor!
R. Cierto. Pero en mi calidad de Presidente de la compañía y del patronato de la Fundación Inventor del Fuego (FIF), no puedo poner en peligro ni la rentabilidad de nuestro negocio, ni mucho menos la financiación de nuestra labor filantrópica.
P. Yo no sabía que el fuego fuera un negocio.
R. Por supuesto. ¡Las nuevas tecnologías son un negocio! De hecho, el fuego es el negocio con más futuro de la Prehistoria, ahora que la industria lítica está en crisis.
P. O sea, que ustedes cobran por proporcionar fuego a sus congéneres.
R. ¡Claro! Nuestra empresa conecta la necesidad del de cocinar y calentarse del homo erectus medio con el conocimiento de cómo hacerlo que tienen nuestros expertos ingenieros pirotécnicos.
P. Yo creía que hacer fuego es algo que todo el mundo sabía hacer en la Prehistoria.
R. Por supuesto que no. A ver, en la Prehistoria unas personas saben afilar piedras y otras saben darle con un palo en la cabeza a las hienas. Hay gente que sabe arrancar los dientes a sus competidores sexuales y hacerse un collar con ellos y, finalmente, hay gente que sabemos hacer fuego. ¿Qué sería de nuestra sociedad si no hubiera un mínimo de especialización en función de nuestras aptitudes? Nosotros asumimos que el homo erectus normal ya tiene bastante con preocuparse de cazar antílopes, por ejemplo, así que le ahorramos el trabajo de tener que hacer fuego.
P. Pero si hacer fuego no es que sea algo muy difícil, ¿no?
R. ¿Cómo que no? Eso es lo que dicen esos insensatos del movimiento del Fuego Libre. ¡Ladrones! ¡Piratas!
P. ¿Perdón?
R. ¡Esos piratas fabrican fuego por su cuenta sin pagarnos la licencia!
P. ¿Cómo? ¿Pretende que el resto de homo erectus le pague por hacer fuego por su cuenta?
R. ¡Pues claro que sí! Lo contrario es una violación flagrante de las leyes de patentes y de propiedad intelectual. Pero éstos de movimiento del Fuego Libre no pagan, no. Están distribuyendo copias piratas de nuestros productos Fuego 1.0 y Fuego 2.0 (con grasa animal, para una mayor durabilidad), lo cual supone un importante perjuicio tanto para nuestra empresa como para los usuarios de estos productos.
P. Y, dígame: ¿en qué perjudica exactamente esto a los usuarios?
R. Es evidente. Nadie garantiza que ese fuego haya sido creado siguiendo nuestros estándares de calidad.
P. Ah. Bueno, ¿y qué piensan hacer al respecto?
R. Estamos presionando a los chamanes para que prohíban de una vez la distribución de Fuego no licenciado.
P. Vamos, que quiere obligar a que quien quiera hacer fuego le pague a usted.
R. Pues sí.
P. Entiendo. Y, una vez lo consiga, ¿qué va a hacer?
R. A medio plazo nos planteamos un reposicionamiento de nuestra compañía en el mercado. Tenemos que luchar por garantizar nuestra posición hegemónica y eso pasa por un cambio en nuestra política comunicativa y por un rediseño de la identidad de marca de nuestra línea de productos. Queremos que la gente asocie la marca Fuego a la marca Uruk. Queremos que cuando alguien diga que necesita Fuego diga "Necesito Fuego Uruk". O, mejor aún, que simplemente diga "Necesito Uruk".
P. Interesante. En fin, no quiero quitarle más tiempo, señor Uruk; sé que es usted un protohumano muy ocupado. Muchas gracias por todo.
R. Gracias a usted y, recuerde: ¡No diga fuego, diga Uruk!LEA AQUÍ MÁS ENTREVISTAS DE LA SERIE PRECURSORES
lunes, 7 de junio de 2010
"No sabía en la que me estaba metiendo"
Entrevista con Ugh-Ung-Ack, el primate que se bajó del árbol
"No sabía en la que me estaba metiendo"
Dentro de nuestra serie PRECURSORES, En la oficina nadie sospecha nada cuenta con la gran suerte de poder viajar al pasado y entrevistar a Ugh-Ung-Ack. El señor Ugh-Ung-Ack es el primer mono que se bajó del árbol. El primero en emprender una bípeda e interminable travesía hacia no sabemos bien donde y en la que hoy en día sus architataranietos seguimos embarcados.
BIO: Ugh-Ung-Ack vivió en el año 3.002.010 antes de Cristo, en las Sabanas de la actual Etiopía.
P. ¿Porqué decidió bajar del árbol, señor Ugh-Ung-Ack?
R. Maldita sea, no lo sé. No sé que coño se me estaría pasando por la cabeza en ese momento, pero el caso es que bajé del árbol.
P. No sólo eso. Forzó a su familia a que también bajara con usted.
R. Sí, sí, ya lo sé. No hace falta que me lo recuerde. Le dije a mi señora: 'Agh-Ung-Ag, cariño, coge a los críos, que nos bajamos del árbol'.
P. Parece que a ella no le hizo mucha gracia aquello...
R. Pues no. Me dijo que si estaba loco, que me lo pensara por lo menos una vez. Y yo le contesté: 'Mira, hasta aquí hemos llegado; he dicho que nos bajamos del árbol y nos bajamos del árbol, cojones'.
P. Qué machista, ¿no?
R. Pues sí. Los monos somos machistas. Usted viene del futuro y va de evolucionado, pero en nuestros tiempos las cosas son así: por cojones.
[Ugh-Ung-Ack se toca sus cojones de mono con una mano, mientras se rasca con la otra la cabeza y comienza a danzar en círculos al tiempo que produce un sonido rítmico y glotal: "Hu-hu hu-hu hu-hu"]
P. Eeee... ¿Qué se supone que ha querido decir con eso?
R. Pues... quería intimidarle con mi hombría y posicionarme jerárquicamente sobre usted como macho dominante de la manada. ¿Ha funcionado?
P. No mucho.
R. Vaya.
P. Bueno, dígame: ¿por qué bajó del árbol? No me ha respondido aún.
R. Ya le he dicho que no me acuerdo...
P. Alguna razón habría.
R. Bueno, estaba aburrido... Y cansado. Estaba... estaba... ¡Hasta los cojones, joder! Mire, ya éramos muchos monos en aquel puto árbol. Mi señora decía siempre que yo era un primate apocado, que me estaba siempre dejando comer terreno por los demás monos. Que siempre nos dejaban la peor rama para dormir y las peores frutas para comer. Hasta que se me hincharon los susodichos y dije: ea, pues nos bajamos y nos vamos a tomar por culo del árbol éste de los cojones.
P. Pero, ¿tenía alguna idea de dónde iban a ir?
R. Pues... no. Suponía que habría otro árbol en condiciones o algo parecido.
P. Pero no.
R. Pues no. Todos estaban ya cogidos. Así que comenzamos a vagar por la sabana en busca de agua y comida. Encima en la sabana no hay ramas para ir de un lado a otro y teníamos que caminar erguidos la mayoría del tiempo. No vea usted que dolores de espalda.
P. Bueno, y ¿qué tal es la vida en la sab...
R. Una mierda.
P. Algo tendrá de bueno... ¿no?
R. No. La vida en la sabana es una puta mierda. En el árbol teníamos toda la comida que queríamos y, si pasabas por alto lo tocapelotas que pueden llegar a ser algunos monos, tampoco había tan mal ambiente. Mire, cuando me bajé del árbol, no sabía en la que me estaba metiendo. En la sabana hay poca agua, poca sombra y poca comida. Lo único que abunda son las hienas.
P. Pero algo les habrá enseñado vivir en la sabana...
R. Sí: que soy el primate más gilipollas de todo el cuaternario.
P. Hombre.... (digo, mono), intente ser positivo. Algo bueno le habrá enseñado vivir en la sabana.
R. Pues mire, sí. He aprendido que las hienas no pueden coger un palo y arrearte con él en la cabeza y yo sí puedo hacerlo con ellas. Eso es lo único que he aprendido.
P. Algo es algo.
R. Mierda. Mire, llevamos años intentando volver a nuestro árbol, pero, de dar tantas vueltas por las agrestes y salvajes regiones africanas de la región del Rift, ya no somos capaces de encontrarlo.
P. Algunas personas opinan que usted es un precursor... el mono más importante de toda la prehistoria.
R. Mierda.
P. ¡Piense que de su decisión, de su peripecia vital, dependerá el destino de toda la humanidad!
R. ...
P. ¿No tiene nada que decir?
R. Me cago en mi puta raza
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"No sabía en la que me estaba metiendo"
Dentro de nuestra serie PRECURSORES, En la oficina nadie sospecha nada cuenta con la gran suerte de poder viajar al pasado y entrevistar a Ugh-Ung-Ack. El señor Ugh-Ung-Ack es el primer mono que se bajó del árbol. El primero en emprender una bípeda e interminable travesía hacia no sabemos bien donde y en la que hoy en día sus architataranietos seguimos embarcados.
BIO: Ugh-Ung-Ack vivió en el año 3.002.010 antes de Cristo, en las Sabanas de la actual Etiopía.
P. ¿Porqué decidió bajar del árbol, señor Ugh-Ung-Ack?
R. Maldita sea, no lo sé. No sé que coño se me estaría pasando por la cabeza en ese momento, pero el caso es que bajé del árbol.
P. No sólo eso. Forzó a su familia a que también bajara con usted.
R. Sí, sí, ya lo sé. No hace falta que me lo recuerde. Le dije a mi señora: 'Agh-Ung-Ag, cariño, coge a los críos, que nos bajamos del árbol'.
P. Parece que a ella no le hizo mucha gracia aquello...
R. Pues no. Me dijo que si estaba loco, que me lo pensara por lo menos una vez. Y yo le contesté: 'Mira, hasta aquí hemos llegado; he dicho que nos bajamos del árbol y nos bajamos del árbol, cojones'.
P. Qué machista, ¿no?
R. Pues sí. Los monos somos machistas. Usted viene del futuro y va de evolucionado, pero en nuestros tiempos las cosas son así: por cojones.
[Ugh-Ung-Ack se toca sus cojones de mono con una mano, mientras se rasca con la otra la cabeza y comienza a danzar en círculos al tiempo que produce un sonido rítmico y glotal: "Hu-hu hu-hu hu-hu"]
P. Eeee... ¿Qué se supone que ha querido decir con eso?
R. Pues... quería intimidarle con mi hombría y posicionarme jerárquicamente sobre usted como macho dominante de la manada. ¿Ha funcionado?
P. No mucho.
R. Vaya.
P. Bueno, dígame: ¿por qué bajó del árbol? No me ha respondido aún.
R. Ya le he dicho que no me acuerdo...
P. Alguna razón habría.
R. Bueno, estaba aburrido... Y cansado. Estaba... estaba... ¡Hasta los cojones, joder! Mire, ya éramos muchos monos en aquel puto árbol. Mi señora decía siempre que yo era un primate apocado, que me estaba siempre dejando comer terreno por los demás monos. Que siempre nos dejaban la peor rama para dormir y las peores frutas para comer. Hasta que se me hincharon los susodichos y dije: ea, pues nos bajamos y nos vamos a tomar por culo del árbol éste de los cojones.
P. Pero, ¿tenía alguna idea de dónde iban a ir?
R. Pues... no. Suponía que habría otro árbol en condiciones o algo parecido.
P. Pero no.
R. Pues no. Todos estaban ya cogidos. Así que comenzamos a vagar por la sabana en busca de agua y comida. Encima en la sabana no hay ramas para ir de un lado a otro y teníamos que caminar erguidos la mayoría del tiempo. No vea usted que dolores de espalda.
P. Bueno, y ¿qué tal es la vida en la sab...
R. Una mierda.
P. Algo tendrá de bueno... ¿no?
R. No. La vida en la sabana es una puta mierda. En el árbol teníamos toda la comida que queríamos y, si pasabas por alto lo tocapelotas que pueden llegar a ser algunos monos, tampoco había tan mal ambiente. Mire, cuando me bajé del árbol, no sabía en la que me estaba metiendo. En la sabana hay poca agua, poca sombra y poca comida. Lo único que abunda son las hienas.
P. Pero algo les habrá enseñado vivir en la sabana...
R. Sí: que soy el primate más gilipollas de todo el cuaternario.
P. Hombre.... (digo, mono), intente ser positivo. Algo bueno le habrá enseñado vivir en la sabana.
R. Pues mire, sí. He aprendido que las hienas no pueden coger un palo y arrearte con él en la cabeza y yo sí puedo hacerlo con ellas. Eso es lo único que he aprendido.
P. Algo es algo.
R. Mierda. Mire, llevamos años intentando volver a nuestro árbol, pero, de dar tantas vueltas por las agrestes y salvajes regiones africanas de la región del Rift, ya no somos capaces de encontrarlo.
P. Algunas personas opinan que usted es un precursor... el mono más importante de toda la prehistoria.
R. Mierda.
P. ¡Piense que de su decisión, de su peripecia vital, dependerá el destino de toda la humanidad!
R. ...
P. ¿No tiene nada que decir?
R. Me cago en mi puta raza
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