viernes, 24 de diciembre de 2010

Tradicional mensaje de Nochebuena de su majestad el Rey

Españoles:

Los jóvenes se rebelan y se enfrentan a las autoridades con piedras y fuego.

¿Son los cientos de miles de jóvenes que no pueden acceder al mercado laboral y emanciparse?

No. Son los jóvenes de Pozuelo de Alarcón, el municipio más pijo de Madrid. Se rebelan porque no les dejan hacer botellón en las fiestas locales.

Españoles: Los trabajadores montan en cólera y emprenden una huelga salvaje que paraliza el país durante dos días.

¿Son los cientos de miles de trabajadores afectados por despidos, EREs y recortes salariales y de derechos sociales?

No. Qué va. Son los trabajadores de las torres de control de los aeropuertos, que ganan más de 300.000 euros al año.

Españoles: Un canal de televisión de noticias va a dejar de emitir esta noche porque el accionariado no cree en su rentabilidad.

¿Es algún lamentable chiringuito informativo montado al calor de unas concesiones de frecuencias en TDT que huelen a distancia? (Intereconomía, 13tv, PopularTv, LibertadDigital Tv...)

No. Para nada. Es CNN+, una apuesta seria y ambiciosa por el periodismo de calidad.

Españoles: no sé si será culpa suya, mía o de que nos la vendieron ya podrida y no podemos hacer demasiado al respecto, pero el caso es que España apesta y da puto asco.

Feliz navidad.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Dinero

Dinero
Sergio López, 2010



Ya lo sé. Hay cosas en la vida más importantes que el dinero. El problema es que hace falta tener dinero para dejar de pensar en él. No quiero decir que los ricos no piensen en el dinero. Piensan en él, claro. Pero de otra manera. Si eres pobre, piensas en el dinero, sí o sí. No te queda más remedio. El dinero ocupa un espacio en tu cabeza inversamente proporcional al que ocupa en tu bolsillo. En la cabeza todo está conectado y la neurona donde almacenas la cuenta de los céntimos del dinero que no tienes está conectada con la neurona que te recuerda que tienes hijos; y ésta, con la que te dice que tienes hambre; y ésta, con la que te avisa de que tienes que pagar el alquiler; y ésta, con la que te machaca con que tu marido te ha dejado. Todos los pensamientos encadenados: ningún amigo o familiar que te pueda echar un cable. Un jefe cabrón que no te paga. Los niños, que lloráis porque no tenéis la PlayStation, porque no podéis ir al viaje a Asturias con el resto de compañeros de clase, porque vais siempre vestidos con la misma ropa. Y, en el Inem, una funcionaria borde que me explica que si me voy de mi empresa, no tengo derecho a paro. Y que si me quedo, mi jefe tiene derecho a no pagarme porque su empresa de mierda ha quebrado y está en concurso de acreedores. Y coger la carpeta de los currículos y recorrerme Madrid de arriba abajo, una y otra vez. Sus puertas cerradas, su acumulación sucia de personas sucias y sin identidad. Sus cuatro millones de paredes.
            Todo ese espacio ocupaba el dinero en mi cabeza. Ya sé que no es disculpa, pero estaba obsesionada. Todos esos pensamientos encadenados estaban encadenados por el dinero. Sucio dinero. Ahora ya no tengo que pensar en él. De hecho, aquí me pagan un pequeño salario. No mucho, pero cuando salga tendré para ir tirando. Además de que comida y alojamiento no cuestan nada, claro. No pensar en el dinero es un alivio, la verdad. Pero poco, pensando en lo mucho que os echo de menos. Espero que os vaya bien sin mí.

jueves, 2 de diciembre de 2010

El Sistema

El sistema
Sergio López, 2010

-Lo siento, es el sistema, -dice ella mirando la pantalla de su ordenador. Los inexorables menús desplegables de la pantalla de su ordenador.
-¡No puede ser! -exclamo yo, alarmado-. ¿Está segura?
-Totalmente -responde-, he metido su nombre en el sistema y me dice que usted está dado de baja por incumplimiento de los términos 16.2 y 18.3/B del contrato de permanencia.
-¡Tiene que haber habido un error!
-El sistema no se equivoca.
-¿Cómo?
-El sitema dice que está usted dado de baja en el sistema. Sálgase de la cola, por favor. ¡Siguiente!
-Esto es una vergüenza.
-Deje de estorbar, ¿quiere hacer el favor? ¡Siguiente!
-¡Quiero poner una reclamación!
-En nuestra página web hay un formulario de sugerencias. Tambien puede ponerse en contacto con nuestro call center.
-¿No puede darme una hoja de re...?
-No. Le he dicho que yo no puedo hacer nada. Hable con nuestro call center. Y apártese de la cola de una vez.
-Pero...
-¡Siguiente!
Mientras le dice a la chica que va detrás de mi en la cola que me adelante, ella ha pulsado un menú desplegable de la pantalla táctil de su ordenador. Cuando me echo de ver, dos enormes agentes de seguridad me tienen cogido cada uno de un brazo y me sacan en volandas del edificio de la que hasta hace diez años se conocía como Biblioteca Nacional y ahora se llama madrid movistar Liverary!. Antes de arrojarme sobre el duro asiento trasero del coche patrulla de Securitas, uno de los dos gorilas me mira con una mirada algo así como cómplice y se disculpa:
-Lo siento, es el sistema.